del Instituto Ecuménico "María Madre de la Unidad"
"PLEGARIAS MATUTINAS"
Dígnate, Señor bendecirme:
- Jesús, junto con María,
- Me asistan todo el día.
- Ruega con tu voz pía,
- Por mí, Virgen María.
"AL ANGEL"
Ángel de mi guarda,
Dulce compañía,
Vela junto a mí,
De noche y de día,
Hasta que me lleves
A la eterna vida,
No me dejes sola
Que me perdería.
"CONSAGRACIÓN"
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os ofrezco y os consagro, en favor de la UNIDAD, por mediación y en comunión con el Inmaculado corazón de María, cuando haga, piense y diga en este día y en toda mi vida.
- Santo Padre Domingo.
- Santa Juana de Aza.
- Santa MARÍA MADRE DE LA UNIDAD.
- Nuestra Sra. De Cortes.
- Nuestra Sra. De Guadalupe.
“SAGRADO BANQUETE”
Sagrado banquete, en que Cristo es nuestra comida, se celebra el memorial de su pasión, el alma se llena de gracia y se nos da la prenda de la gloria futura.
- Nos diste el Pan del Cielo.
- Que contiene en si todo deleite.
Oh Dios que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amen
“ÁNGELUS”
- El Ángel del Señor anunció a María.
- Y concibió por obra del Espíritu Santo.
Ave María.
- He aquí la esclava del Señor.
- Hágase en mí según tu palabra.
Ave María.
- Y el Verbo se hizo carne.
- Y habitó entre nosotros.
Ave María
- Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
- Para que seamos dignos de alcanzar las
Promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Oremos:
Derrama Señor tu gracia sobre nuestros corazones, y al reconocer por el anuncio del Ángel la encarnación de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo, conducidos por su pasión y cruz lleguemos a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
"REGINA CAELI"
Regina Caeli, laetáre, allelúia quia quem meruísti portáre, alleluía, resurréxit sicut dixit, allelúia; ora pro nobis Deum, allelúia.
Gaude laetare Virgo María allelúia.
Quia surréxit Dominus vere allelúia.
Oh Dios que te dignaste alegrar el mundo por la resurrección de Jesucristo tu Hijo Señor nuestro, concédenos que por la intercesión de la Santísima Virgen María su Madre, consigamos los premios de los gozos eternos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen
(TRADUCCIÓN)
V. Reina del Cielo alégrate; aleluya.
R. Porque el Señor, a quien mereciste llevar en tu seno; aleluya.
V. Ha resucitado, según su palabra; aleluya.
R. Ruega al Señor, por nosotros; aleluya.
V. Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya.
R. Porque verdaderamente ha resucitado el Señor; aleluya.
"ORACIÓN"
Oh Dios que, por la resurrección de tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, te has dignado dar la alegría al mundo, concédenos, te rogamos, que por intercesión, de la Virgen María, alcancemos el gozo de la vida eterna. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amen
"ORACIÓN SACERDOTAL"
La noche del jueves santo Jesús levantando los ojos al cielo dijo: “Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique a ti; y dé la vida eterna a todos los que tú le has dado”
“yo te he glorificado sobre la tierra, realizando la obra que me encomendaste, ahora Padre glorifícame ante ti, con la gloria que tuve en ti, antes de que el mundo existiera.”
“He manifestado tu nombre a los hombres que me diste del mundo, te ruego por ellos, no por el mundo, guárdalos en tu nombre, para que sean uno como nosotros.
No te pido que los saques del mundo, sino que los guardes del mal. Santifícalos en la verdad: tu palabra es la verdad. Yo por ellos me santifico, para que también ellos sean santificados en la verdad”
Pero no te ruego solo por ellos, sino también por los que creen en mí por su palabra:” Que todos sean uno, como tú Padre estas en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado”
“Yo les he dado la gloria que tú me diste para que sean uno, como nosotros somos uno, yo en ellos y tú en mí, para que lleguen a la unión perfecta y el mundo reconozca que tú me has enviado y los amas a ellos, como me amas a mí”.
“Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy, para que contemplen mi gloria, la que tú me has dado, porque me amabas antes de la creación del mundo”. Amen
ORACIÓN SACERDOTAL (Completa)
La noche del Jueves Santo, al final de la despedida de sus discípulos y antes de ir a Getsemaní para empezar la pasión, como sumo y eterno Sacerdote de los bienes futuros, Jesús, levantando los ojos al cielo dijo: “Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti, según el poder que le diste sobre todos los hombres y todas las cosas; y dé la vida eterna a todos los que tú le has dado. La vida eterna consiste en que te conozcan y amen a ti, único Dios verdadero y a tu enviado, Jesucristo”. Difunde, pues, por todas partes el conocimiento, el amor y la fidelidad a ti y a tu Hijo.
“Yo te he glorificado sobre la tierra, realizando la obra, que me encomendaste. Ahora, Padre, glorifícame ante ti, con la gloria que tuve en ti, antes de que el mundo existiera”.
“He manifestado tu nombre a los hombres, que me diste del mundo. Tuyos eran; y tú me los has dado. Ellos han recibido tu palabra. Saben que todo lo que tengo procede de ti. Las palabras, que tú me diste, se las he comunicado; y los han aceptado. Por ellas han conocido que vengo verdaderamente de ti; y han creído que tú me has enviado”.
“Te ruego por ellos, no por el mundo, sino por ellos, los que tú me diste, y siguen siendo tuyos. Todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío. Yo he sido glorificado en ellos. Pero yo ya no voy a estar en el mundo, mientras ellos quedan en el mundo, yo vuelvo a ti”.
“Padre Santo, guarda en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo los cuidé y guardé en tu nombre; y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición para que se cumpliera la Escritura. Pero ahora vuelvo a ti; y digo esto en el mundo para que tengan siempre consigo mi gozo cumplido”.
“Yo les he dado tu palabra; y el mundo los odia, porque no son del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los guardes del mal. Como tú me enviaste al mundo, así también yo los envío al mundo, pero, aunque estén en el mundo, no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu palabra es la verdad. Yo por ellos me santifico, para que también ellos sean santificados en la verdad”.
“Pero no te ruego sólo por ellos, sino también por los que creen en mi por su palabra: que todos sean uno. Como tu Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado”.
“Yo les he dado la gloria que tú me diste para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que lleguen a la unión perfecta y el mundo conozca que tú me has enviado y los amas a ellos, como me amas a mí”.
“Padre, éste es mi deseo: que los que me has dado estén conmigo, donde yo estoy, para que contemplen mí gloria, la que tú me has dado, porque me amabas antes de la creación del mundo”.
“Padre justo, el mundo no te ha conocido, ni te conoce; pero yo te he conocido y ellos también han conocido que tú me has enviado. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has amado, esté en ellos y yo también esté en ellos”. Amén.
“INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO”
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor, tú que congregaste a los pueblos de todas las lenguas en la confesión de una sola fe.
- Envía Señor, tu Espíritu y todo será creado.
- Y renovarás la faz de la tierra.
Dios todo poderoso y eterno, derrama en nosotros los dones de tu Espíritu, y haz que los pueblos divididos por el odio y el pecado sean congregados por el mismo Espíritu, y las diversas lenguas encuentren su unidad en la confesión de tu nombre.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
“MARÍA, MADRE DE LA IGLESIA”
Virgen María, Madre de la Iglesia, te encomendamos toda la Iglesia. Acuérdate de todos tus hijos, avala nuestras preces ante Dios, conserva sólida nuestra fe, fortifica nuestra esperanza, aumenta nuestra caridad, mira con ojos benignos a tus hijos separados, dígnate unirnos tú que has engendrado a Cristo, puente de unión entre Dios y los hombres. También encomendamos a tu corazón de inmaculado todo el género humano, condúcelo al conocimiento del único y verdadero Salvador Cristo Jesús, aleja de él, el flagelo del pecado, concede a todo el mundo la paz, en la verdad, en la justicia, en la libertad y en el amor.
Clemente, piadosa, dulce Virgen María. Amén.
BAJO TU AMPARO
Bajo tu amparo nos ponemos, Santa Madre de Dios, no desoigas nuestras súplicas, en favor de la unidad, antes bien libra los cristianos, del escándalo de las divisiones, oh Virgen gloriosa y bendita, piadoso Padre, Santo Domingo, acordándote de nosotros intercede por nuestra obra ante María, Madre de la Unidad.
“MARÍA, MADRE DE LA UNIDAD”
Virgen María, Madre de Cristo Dios, que cooperas con él en toda la obra de la redención, tanto en la adquisición como en la aplicación de las gracias; que has intervenido a favor de todos, no solo en Nazareth y en Belén, sino también en Caná, en el Calvario y en Pentecostés; que eres Madre de los cristianos, de los judíos, de los musulmanes de todos los hombres creyentes y no creyentes. Condúcelos a la unidad de la única Iglesia visible de Cristo, suscita en todos el verdadero espíritu ecuménico y misionero. Derrama la abundancia de la gracia sobre los católicos, los ortodoxos, los anglicanos, los protestantes y todos los disidentes para que, avanzando bajo tus cuidados de Madre, hacia la plenitud de la verdad y la vida de Cristo, consigamos ser uno, como él y el Padre son uno, para salvación del mundo. Alcanza nuevas vocaciones para nuestra obra de unidad y dales la perseverancia en ella. Tú que eres Madre de la Iglesia, muéstrate también “Madre de la Unidad ecuménica” de todos y todo en Cristo y en la Iglesia. Clemente, piadosa, dulce Virgen María. Amén.
ORACIÓN POR LAS VOCACIONES.
_Virgen de cortes, Madre de Unidad, nosotros aclamamos tu presencia y suplicamos ante tu clemencia por el Conjunto de la Humanidad.
Danos las vocaciones, que refuercen en todo nuestras aspiraciones.
_Procuramos que sean reconocidos tu honor, tu culto y poder soberanos, y trabajamos porque los cristianos vivan todos por ti en la Iglesia Unidos.
_Llevar queremos a los corazones, tu mensaje de luz, sostén y amor y traer ante tu imagen el clamor de sus angustias y preocupaciones.
_Ayúdanos en tan nobles ideales, auméntanos con nuevas vocaciones, oye piadosa nuestras oraciones, bendice nuestras miras eclesiales.
_Transforma nuestro incipiente cenáculo en torrente de viva caridad, que cambie en oasis de fraternidad, de las discordias el triste espectáculo, fecundiza nuestra obra de Unidad.
SALVE REGINA
Salve, Regina, mater misericórdiae; vita, dulcédo et spes nostra, salve. Ad te clamámus, éxsules filii Hevae. Ad te suspirámus, geméntes et flentes in hac lacrimárum valle. Eia ergo, advocáta nostra, illos tuos misericórdes óculos adnos convérte Et lesum, benedictum fructum ventris tui, nobis post hoc exsílium osténde. O Clemens, o pia, o dulcis Virgo Maria.
“O LUMEN”
O lumen Ecclésiae, Doctor veritátis, Rosa patiéntiae, Eburcastitátis, Aquam sapiéntiae propinásti gratis: praedicátor grátiae, nos iun gebeátis (T.P) allelúia.
LUZ DE LA IGLESIA (Traducción)
Luz de la Iglesia, Doctor de la verdad, ejemplo de paciencia ideal de castidad, que nos diste a beber con largueza, el agua de la Sabiduría, predicador de la gracia, júntanos a los Santos.